domingo, 7 de julio de 2013

Orfandad


   Cuando no podés dormir y no sabés el porqué, cuando todo parece inútil. Cuando gritás y nadie escucha, y en el momento que alguien está cerca no tenés fuerzas ni para hablar. Cuando la noche se te viene encima. Cuando incluso la felicidad es amarga. Cuando, a pesar de todo, no se endurece la piel. Cuando el pesimismo se apodera de vos y te envenena. Cuando nada parece valer la pena. Cuando la soledad no te calma como lo hacía antes. Cuando tu mente se divide en miles de pájaros que se van volando y nunca van a llegar a ningún lado. Cuando el silencio no es una opción, porque en el silencio no podés ignorar tus pensamientos. Cuando te resignás, y te disponés a decir adiós y te das cuenta que es tarde, todos se fueron hace mucho tiempo. Cuando estás a punto de colapsar.
   Ahí es cuando tomás aire, golpeás la pared y seguís tu vida como si nada.

domingo, 19 de mayo de 2013

Prometeo

   El humano tiene dos temores milenarios, el fuego y la oscuridad. Esto presenta una interesante contradicción. Le teme a la oscuridad porque representa lo desconocido y la pérdida del control sobre el entorno, porque "en la oscuridad pasan cosas malas". También teme al fuego que es aquello que puede cambiar la oscuridad por luz, porque sabe que el fuego mal empleado puede herirlo. Jamás encontré un mejor ejemplo del concepto de ying-yang. La oscuridad asusta, abruma y nos quita poder pero en algún momento queremos cerrar los ojos. El fuego calienta, alumbra y nos da poder pero no te acerques demasiado a él. Ambos son imprescindibles para nuestra vida y ambos nos muestran que tan débiles somos.

jueves, 25 de abril de 2013

Tormentos de un ser abyecto: El Sueño y las Dudas


   Aquel sueño me hizo ver que tan mal estaba. Ya había sentido ese dolor en mi espalda y garganta en el mundo real, pero en ese mundo onírico el dolor se multiplicó infinitamente. Mi cara estaba anestesiada e hinchada, mis manos estaban increíblemente infladas. Se sentían como globos. Mi pecho empezó a comprimirse, nunca había sentido tal presión en mi vida. Entonces eso empezó a ascender por mi garganta, traté de contenerlo, aunque lo sentí inevitable. Vomité esa especie de sangre espesa con pedazos de huesos. La desesperación me invadió. Sólo cuando desperté entendí que era eso. Era la angustia. La angustia, la tristeza y el dolor que más de una vez había notado en mi garganta, pero que en el Mundo de los Sueños logró materializarse e incluso salir de mi cuerpo, indicando que había algo nocivo adentro mío. El dolor no cesó ni se incrementó.
 
   Ese día sentí el Corte Final. Ese día dejé de ser un ser errante, de caminar por la vida mientras mi mente estaba en otro lugar, un lugar que no se puede llamar vida. Dejé de ser un cascarón vacío y llené mi cuerpo con algo que antes no tenía, un alma. Empecé de vivir con emociones reales. O quizás no, quizás las cosas empeoraron. Tal vez estos tiempos sibilinos sólo están destinados a agravarse. Antes sólo sentía tristeza, pero la incertidumbre de no saber si la felicidad puede ser alcanzada es peor que la tristeza misma, es un letargo insoportable. Quizás ese sólo fue el Primer Corte. Aún siento ganas de vomitar.

miércoles, 3 de abril de 2013

El extraño mundo


   El extraño mundo. Donde los gobiernos democráticos son dictaduras, donde las mujeres que sólo buscan placer son putas. Un lugar en el cuál para la mayoría el machismo positivo es caballerosidad, y un discapacitado no es capaz de hacer un mal.

   Tu color de piel no es lo que les interesa, si sos pobre sos un "negro de mierda".

   Un mundo incomprensible, donde lo bueno pasa gracias a un dios y de lo malo somos culpables nosotros. Donde algunos pastores no paran de dar discursos de odio, y luego predican sobre la solidaridad y no juzgar al otro.

   Un lugar donde todos pueden ser anti-sistema por un rato, pero al otro día siguen sus vidas como si nada, están muy divididos, hasta una camiseta es suficiente para agarrarse a trompadas. Cada uno se preocupa por uno mismo, aunque digan lo contrario.

   Un mundo en el que los habitantes siguen historias que ya saben como van a terminar, cuando hay tantas historias increíbles que vale la pena leer, escuchar y mirar. Un mundo al que a veces me cuesta llamar hogar.

    Ellos odian a los "ladrones" que les roban 20 pesos o un celular en la calle, sin pensar que los verdaderos ladrones usan traje.
       El extraño mundo. Mi "Reino del Revés".

miércoles, 13 de marzo de 2013

Lo que puede generar el arte

   Tengo que escribir esto rápido, antes de que la sensación desaparezca. Mi cuerpo, en un todo tiembla aunque sea a un muy bajo nivel, mi piernas se sienten débiles, adormecidas, mi cabeza no para de dar vueltas, las palabras no brotan de mi boca tal cual yo quisiera, tengo un nudo en la garganta y siento un vacío en el pecho.
    Habrán pasado unos 15 minutos desde que se terminó de reproducir la película y esa sensación de anestesia en mis piernas, ese vacío en mi pecho, ese nudo en mi garganta y este estado en el que mi mente no está muy clara persisten. Es increíble lo que puede hacer una película con una buena trama y magníficamente dirigida. Durante los últimos minutos, mi corazón latía muy rápido y tenía las manos apretadas, muy apretadas. Aunque de esto último me di cuenta cuando terminó la reproducción, ya que antes no me había percatado que estaba apretando tan fuerte al punto de sentir un dolor considerable en los dedos y nudillos.
   La película que acabo de ver es Pecados Capitales (Seven), una seguidilla de eventos inesperados, impactantes, con un suspenso manejado tan bien que harían sentir orgulloso a Hitchcock. El mencionado film está lleno de sangre e imágenes visualmente desagradables, pero ese no es el punto más impactante de la película. De hecho, considerando el drama, el suspenso y el factor sorpresa que Pecados Capitales propone, la cantidad de malos recuerdos que vas a tener sobre esta película relacionados con imágenes violentas va a ser paupérrima, sino es que nula.
    Es importante destacar que esto no se puede considerar una review de la película, me encuentro demasiado emocional, y sólo vi la película una vez, por lo tanto no pude detenerme a analizarla como es debido. Pero aún así, puedo garantizar que esta película es excelente.


Señor David Fincher, primero me impresionó y me hizo reflexionar con El Club de la Pelea, y ahora me genera un conjunto de emociones tan fuertes con Pecados Capitales, ante usted no puedo hacer otra cosa más que quitarme el sombrero.


viernes, 1 de marzo de 2013

Yo la vi

 
   Yo la vi, desde que abrí los ojos la vi.

   Yo la escuché, su voz no trasmitía mucha tranquilidad, pero no me imaginaba como vivir sin escucharla.

   Yo la quise, pero ese cariño desapareció como casi todos los demás. Aunque, al menos hoy, ella se destaca entre los que desaparecieron.

 
  Yo le hablé. Aunque, a medida que pasaba el tiempo menos placentero era, al final las palabras que brotaban de ella te hacían sonreír.

   Yo vi lo mejor de ella, y probablemente no lo peor.

   Yo la vi convertirse en una frágil rosa de cristal.

   Yo sentí su calidez, y le tomé la mano cuando estuvo más fría que nunca.

   Yo la vi, probablemente no cuando más brillaba su luz, pero yo la vi. Y la voy a recordar.

  

domingo, 17 de febrero de 2013

Pedazos de alguien



 Te acostás en el asiento de atrás, mirás los árboles pasar, cerrás los ojos, los abrís, todo eso ya no está. No recordás lo que perdiste, pero sabés que era mejor que esto. Ahora todo es distinto.


   Todos se ríen, todos lloran, todos hablan, todos se apasionan, todos sueñan, todos viven más que vos.

   Todos se entienden pero hablan en un lenguaje extraño, o sos el único cuerdo o sos el más loco entre los sanos. Es como estar en un salón, donde todos entienden la canción, menos vos. 

   Vas por ahí sintiendo las emociones casi como un psicópata, más frío y distante que Sandman. Tenés conflictos con tus razones, sos un pésimo juez para tus acciones y creaciones. 

   Inventás recuerdos, idealizás el pasado. Porque si lo que fue no era mejor, ¿pará que ver hacia el horizonte?

   Por momentos estás en un pedestal, y después estás en el piso con un orgullo al que acaban de matar. A las buenas ideas, el autoestima las entierra. 

   Cuesta definir, cuesta no pensar tanto, cuesta vivir.


  
"Si querés saber que hay detrás de estos ojos fríos, vas a tener que despedazar este disfraz"