Yo la vi, desde que abrí los ojos la vi.
Yo la escuché, su voz no trasmitía mucha tranquilidad, pero no me imaginaba como vivir sin escucharla.
Yo la quise, pero ese cariño desapareció como casi todos los demás. Aunque, al menos hoy, ella se destaca entre los que desaparecieron.
Yo le hablé. Aunque, a medida que pasaba el tiempo menos placentero era, al final las palabras que brotaban de ella te hacían sonreír.
Yo vi lo mejor de ella, y probablemente no lo peor.
Yo la vi convertirse en una frágil rosa de cristal.
Yo sentí su calidez, y le tomé la mano cuando estuvo más fría que nunca.
Yo la vi, probablemente no cuando más brillaba su luz, pero yo la vi. Y la voy a recordar.
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