jueves, 25 de abril de 2013

Tormentos de un ser abyecto: El Sueño y las Dudas


   Aquel sueño me hizo ver que tan mal estaba. Ya había sentido ese dolor en mi espalda y garganta en el mundo real, pero en ese mundo onírico el dolor se multiplicó infinitamente. Mi cara estaba anestesiada e hinchada, mis manos estaban increíblemente infladas. Se sentían como globos. Mi pecho empezó a comprimirse, nunca había sentido tal presión en mi vida. Entonces eso empezó a ascender por mi garganta, traté de contenerlo, aunque lo sentí inevitable. Vomité esa especie de sangre espesa con pedazos de huesos. La desesperación me invadió. Sólo cuando desperté entendí que era eso. Era la angustia. La angustia, la tristeza y el dolor que más de una vez había notado en mi garganta, pero que en el Mundo de los Sueños logró materializarse e incluso salir de mi cuerpo, indicando que había algo nocivo adentro mío. El dolor no cesó ni se incrementó.
 
   Ese día sentí el Corte Final. Ese día dejé de ser un ser errante, de caminar por la vida mientras mi mente estaba en otro lugar, un lugar que no se puede llamar vida. Dejé de ser un cascarón vacío y llené mi cuerpo con algo que antes no tenía, un alma. Empecé de vivir con emociones reales. O quizás no, quizás las cosas empeoraron. Tal vez estos tiempos sibilinos sólo están destinados a agravarse. Antes sólo sentía tristeza, pero la incertidumbre de no saber si la felicidad puede ser alcanzada es peor que la tristeza misma, es un letargo insoportable. Quizás ese sólo fue el Primer Corte. Aún siento ganas de vomitar.

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