domingo, 7 de julio de 2013
Orfandad
Cuando no podés dormir y no sabés el porqué, cuando todo parece inútil. Cuando gritás y nadie escucha, y en el momento que alguien está cerca no tenés fuerzas ni para hablar. Cuando la noche se te viene encima. Cuando incluso la felicidad es amarga. Cuando, a pesar de todo, no se endurece la piel. Cuando el pesimismo se apodera de vos y te envenena. Cuando nada parece valer la pena. Cuando la soledad no te calma como lo hacía antes. Cuando tu mente se divide en miles de pájaros que se van volando y nunca van a llegar a ningún lado. Cuando el silencio no es una opción, porque en el silencio no podés ignorar tus pensamientos. Cuando te resignás, y te disponés a decir adiós y te das cuenta que es tarde, todos se fueron hace mucho tiempo. Cuando estás a punto de colapsar.
Ahí es cuando tomás aire, golpeás la pared y seguís tu vida como si nada.
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