El humano tiene dos temores milenarios, el fuego y la oscuridad. Esto presenta una interesante contradicción. Le teme a la oscuridad porque representa lo desconocido y la pérdida del control sobre el entorno, porque "en la oscuridad pasan cosas malas". También teme al fuego que es aquello que puede cambiar la oscuridad por luz, porque sabe que el fuego mal empleado puede herirlo. Jamás encontré un mejor ejemplo del concepto de ying-yang. La oscuridad asusta, abruma y nos quita poder pero en algún momento queremos cerrar los ojos. El fuego calienta, alumbra y nos da poder pero no te acerques demasiado a él. Ambos son imprescindibles para nuestra vida y ambos nos muestran que tan débiles somos.